El secreto mejor guardado de la televisión vintage: Retrontario, una Navidad retro y la magia perdida
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La Navidad tiene esa habilidad peculiar de hacernos mirar al pasado con nostalgia, y si hay algo que encapsula esos recuerdos es la televisión de antaño. En Ontario, hay un rincón secreto que se dedica a rescatar ese pedazo de historia que muchos daban por perdido. Se llama Retrontario, y su misión es tan simple como monumental: preservar, digitalizar y compartir grabaciones vintage que podrían desaparecer para siempre.
Tuve la suerte de entrevistar a una figura clave detrás de este proyecto: Scott «Scotty» Jarvis, un coleccionista apasionado y autoproclamado «arqueólogo del VHS». Su historia es tan fascinante como las cintas que rescata, y su dedicación es un recordatorio de cómo lo simple—como un comercial navideño olvidado—puede ser profundamente significativo.
«¿Cómo te conviertes en un arqueólogo del VHS?»
Scott Jarvis no siempre fue un guardián de los recuerdos televisivos. “De niño, yo era ese raro que grababa todo en videotape,” admite con una sonrisa. «Mis amigos se burlaban de mí. ¿Quién guarda anuncios de cereales o fragmentos de un canal local?». Pero lo que empezó como un pasatiempo excéntrico se convirtió en una misión cuando se dio cuenta de que muchas de esas grabaciones eran únicas.
«¿Sabías que más del 80% de las emisiones locales de televisión de los años 70 y 80 en Ontario ya no existen?», me dice, levantando una ceja como si guardara el mayor secreto del mundo. «Las cadenas simplemente las borraban o reutilizaban las cintas. Y ahí, en medio de la Navidad de 1982, probablemente se perdió el primer comercial de Pizza Pizza o los identifiadores vintage de TVOntario”.
¿Qué hace que un «videotape raro» sea tan especial?
Le pregunto cuál es su hallazgo más emocionante, y su respuesta no tarda en llegar: “Un episodio perdido de ‘Today’s Special’. ¿Lo recuerdas? Era ese programa infantil con una marioneta que cobraba vida por las noches en una tienda departamental. Encontré un episodio navideño que nadie había visto en décadas. Para mí, eso fue como encontrar el Santo Grial”.
Pero no solo se trata de programas infantiles. Scott también se emociona hablando de los comerciales: “Un comercial de 1987 para un juguete llamado ‘Super Slider Snow Skates’. ¿Quién lo recuerda? Nadie, hasta que lo publiqué en Retrontario. La respuesta fue abrumadora; alguien incluso dijo que lo había estado buscando durante años porque era el regalo que nunca recibió en una Navidad».
Preservar recuerdos en la era digital: ¿arte o ciencia?
La preservación de estos tesoros vintage no es tarea fácil. Scott me lleva al corazón de su operación: una pequeña habitación llena de reproductores de VHS, cintas Betamax y pilas de discos duros. «Esto no es algo que puedas hacer con una app en tu teléfono», dice mientras ajusta un reproductor desgastado.
Me explica que para digitalizar estas cintas utiliza una combinación de tecnologías modernas y soluciones casi artesanales: “Hay capturadoras de vídeo de alta gama que conecto a mi vieja grabadora. Pero muchas veces, la cinta está en tan mal estado que tengo que repararla antes de reproducirla. Es como ser cirujano, pero para medios muertos.”
Y hay otra barrera inesperada: los costos. “Cada máquina, cada cable y cada minuto de digitalización cuesta dinero. ¿Y sabes cuál es el recurso más escaso? El tiempo. Cada día que pasa, una cinta más se degrada y se acerca a ser irrecuperable.”
Una comunidad que construye la memoria colectiva
Lo que hace especial a Retrontario no es solo la preservación, sino la interacción con la comunidad. Los seguidores de Scott en redes sociales no son meros espectadores; son colaboradores. «A menudo subo un clip y alguien comenta: ‘¡Yo vi esto en mi infancia!’ o ‘Mi padre trabajó en ese comercial’. Esos pequeños detalles completan la historia de cada grabación.”
Le pregunto si alguna vez ha recibido ayuda inesperada, y me cuenta una anécdota navideña que parece sacada de un guion de película retro. “Una vez publiqué un clip de un programa de cocina de los 80 que mostraba cómo hacer pavo al estilo vintage. Al día siguiente, un hombre me escribió diciendo que su madre era la chef del programa y que tenía en su sótano una caja llena de cintas que había guardado durante años. Esa caja resultó ser un tesoro.”
Los fantasmas del pasado: desafíos en la preservación audiovisual
A pesar del entusiasmo de Scott, no todo es nostalgia y clips encantadores. “Hay días en los que quiero rendirme”, confiesa. Los retos técnicos, como la falta de equipos o cintas en estado crítico, son una constante. Pero el mayor desafío, me dice, es convencer a las personas de que lo que hace importa.
“¿Cómo le explicas a alguien que un comercial de cereales de los 80 tiene valor histórico?”, pregunta con una risa amarga. “Es fácil romantizar pinturas o libros antiguos, pero los medios audiovisuales aún son vistos como descartables.”
Una Navidad retro en cada cinta
La conversación inevitablemente regresa a la Navidad. “Hay algo mágico en los programas y comerciales navideños,” dice Scott, casi con reverencia. “Son cápsulas de tiempo. Muestran lo que la gente deseaba, cómo celebraba y qué significaba la Navidad en una era pasada. Encontrar un especial navideño olvidado es como abrir un regalo que no sabías que esperabas.”
Me cuenta que su meta este año es digitalizar todos los clips navideños que tiene archivados. “Quiero que la gente experimente una Navidad retro, como si encendieran su vieja Retro TV y volvieran a 1985. ¿Te imaginas? Una noche frente al televisor, con luces navideñas y una taza de chocolate caliente. Es un sentimiento que nunca deberíamos perder.”
¿Qué significa el pasado para el futuro?
Mientras terminamos la entrevista, Scott deja una reflexión que se queda conmigo. “La historia audiovisual no es solo entretenimiento. Es quiénes éramos, nuestras aspiraciones, nuestros miedos y nuestras alegrías. Si dejamos que todo eso desaparezca, ¿quién nos contará esas historias dentro de 50 años?”
Y esa es la magia de Retrontario: no se trata solo de cintas viejas y comerciales de juguetes. Es un puente hacia nuestro pasado, un recordatorio de que incluso en la fugacidad de un comercial olvidado, hay un pedazo de lo que somos. Feliz Navidad y larga vida a lo retro.